CAPITULO 9
Llegamos al festival. Antes de nosotros habían un par de grupos, así que comenzamos a preparar las cosas. Una vez todo preparado fuimos a tomar algo y a tranquilizarnos.
Estaba muy nervioso, algo que no era normal en mí. Suelo ser ese tipo de personas tranquilas, que no se alteran fácilmente. No suelo ponerme nervioso. Tampoco soy tímido. Pero esa noche estaba nervioso, y no se puede decir que lo estuviera poco.
Subimos al escenario, me situé en mi taburete, me encendí un cigarrillo y saqué mis baquetas. Nos presentaron, y el ligue de Mark dijo algunas palabras, pero nada malo.
Comenzamos el concierto con Paranoid de Black sabbath. Todo marchaba según lo previsto. El público irlandés era más gentil que el catalán. Una vez acabada la canción se me pasaron los nervios y comencé a sentir la euforia en mi cuerpo. No me apetecía una birra, así que me pedí un par de Red Bulls. Me los bebí los 2 antes de comenzar la 2ª canción. Ahora me sentía mucho mejor, con ganas de darle a esa gente lo que esperaba, con ganas de sentirme vivo. Tocamos una canción punk de las que le gustan a Mark. Después seguimos el “plan” de canciones que teníamos pensado. Sobre la 4 canción, mientras tocábamos “Cum on feel the noize” me cayó una lata de birra en la cabeza, sin abrir. Paré de tocar. Me acerqué al borde del escenario y dije en inglés:
-La próxima vez que caiga algo en este escenario me voy a liar a palos con todo el mundo.
Seguimos tocando. Mark quería lanzarse al público. Al saltar, lo cogió uno de los pipas para volver a llevarlo al escenario. Mark le quiso pegar, pero fallo el golpe y le dio a otro. Volvió al escenario, y el hombre que fue atizado subió y le dio un puñetazo en el pómulo derecho. Mark cayó al suelo, se levantó con rabia y le reventó su guitarra nueva en la cara, dejándolo inconsciente y sangrando. De pronto subieron un par de tíos más. Le pegaron a Mark, y uno de ellos sacó una navaja y se al clavó a Adri, cayendo al suelo sangrando. Yo salté de la batería, con el taburete en la mano y le asesté un golpe en la cabeza a uno de ellos. De pronto vino la policía. Saqué un plato de la batería y le di un golpe al otro. Subí a Adri a mis espaldas, y los 4 corrimos hacía mi coche. Subimos y fuimos al hospital. Desgraciadamente, 3 días después teníamos que irnos.
Aida y Adri lo dejaron, y ella vino con Mark y conmigo.
Una vez en el avión comencé a reír.
- Vaya viaje más raro.
En España no había cambiado nada, todo seguía igual de absurdo que siempre.
Una vez en casa, Aida dejó sus maletas en una habitación, las deshizo y guardo las cosas en el armario. Pensaba quedarse un tiempo.
Estaba muy nervioso, algo que no era normal en mí. Suelo ser ese tipo de personas tranquilas, que no se alteran fácilmente. No suelo ponerme nervioso. Tampoco soy tímido. Pero esa noche estaba nervioso, y no se puede decir que lo estuviera poco.
Subimos al escenario, me situé en mi taburete, me encendí un cigarrillo y saqué mis baquetas. Nos presentaron, y el ligue de Mark dijo algunas palabras, pero nada malo.
Comenzamos el concierto con Paranoid de Black sabbath. Todo marchaba según lo previsto. El público irlandés era más gentil que el catalán. Una vez acabada la canción se me pasaron los nervios y comencé a sentir la euforia en mi cuerpo. No me apetecía una birra, así que me pedí un par de Red Bulls. Me los bebí los 2 antes de comenzar la 2ª canción. Ahora me sentía mucho mejor, con ganas de darle a esa gente lo que esperaba, con ganas de sentirme vivo. Tocamos una canción punk de las que le gustan a Mark. Después seguimos el “plan” de canciones que teníamos pensado. Sobre la 4 canción, mientras tocábamos “Cum on feel the noize” me cayó una lata de birra en la cabeza, sin abrir. Paré de tocar. Me acerqué al borde del escenario y dije en inglés:
-La próxima vez que caiga algo en este escenario me voy a liar a palos con todo el mundo.
Seguimos tocando. Mark quería lanzarse al público. Al saltar, lo cogió uno de los pipas para volver a llevarlo al escenario. Mark le quiso pegar, pero fallo el golpe y le dio a otro. Volvió al escenario, y el hombre que fue atizado subió y le dio un puñetazo en el pómulo derecho. Mark cayó al suelo, se levantó con rabia y le reventó su guitarra nueva en la cara, dejándolo inconsciente y sangrando. De pronto subieron un par de tíos más. Le pegaron a Mark, y uno de ellos sacó una navaja y se al clavó a Adri, cayendo al suelo sangrando. Yo salté de la batería, con el taburete en la mano y le asesté un golpe en la cabeza a uno de ellos. De pronto vino la policía. Saqué un plato de la batería y le di un golpe al otro. Subí a Adri a mis espaldas, y los 4 corrimos hacía mi coche. Subimos y fuimos al hospital. Desgraciadamente, 3 días después teníamos que irnos.
Aida y Adri lo dejaron, y ella vino con Mark y conmigo.
Una vez en el avión comencé a reír.
- Vaya viaje más raro.
En España no había cambiado nada, todo seguía igual de absurdo que siempre.
Una vez en casa, Aida dejó sus maletas en una habitación, las deshizo y guardo las cosas en el armario. Pensaba quedarse un tiempo.
CAPITULO 10
Al fin me tumbaba en mi cama. Pero aún así no podía dormir. Me incomodaba la idea de no volver a ver a Helena. El dejarla allí sola. El estar yo solo, sin ella. Pensaba en la impotencia de no poder hacer nada por ella, de no poder estar con ella y hacerla feliz. El saber que pronto encontrará a alguien y se irán juntos...
Me levanté a las 6 de la mañana, me preparé un capuchino y fui a ver las noticias un rato, a ver que se cocía de nuevo por Barcelona. Tres horas más tarde se despertó Aida.
Después de desayunar se fue a visitar a sus padres. Yo tenía pensado comprar una guitarra nueva, ya que Mark rompió la suya, esa que tanto le gustó(y costó). Cogí las llaves del coche, bajé y vi mi coche con las ventanillas rotas, con todo el chasis rallado y con las ruedas pinchadas.
Oh, mierda.- Pensé
Fui andando a “Eufonía”, una tienda de la que soy cliente habitual y amigo de los dueños. Y allí quedé incrédulo al ver una de las mejores guitarras, (por no decir la mejor) en una tiendecita de una ciudad normal y corriente. En un cilindro de cristal, daba vueltas sobre un cojín rojo una Fender Stratocaster Limited Edition dorada. El mismo modelo que usó el mismísimo Jimi Hendrix, antes de caer.
Por ser cliente habitual y haber hecho mas de 200 compras, ser amigo de los dueños, y haber salido con su hermana, me hicieron un precio especial y me la vendían a 12.500€.
No sé como había llegado a esa tienda, ni porque me la vendían tan barata, pero acepté sin pensarlo dos veces. Sabía que después de esto me quedaría sin dinero, pero me daba igual. Además pensaba pedirle la mitad a Mark.
En casa comencé a probarla. Sonaba como los ángeles. El mejor sonido que había oído jamás. A Jimmy Page le haría gustado tocar Stairway to heaven con esta guitarra.
Por la noche despertó Mark. Al ver la guitarra quedó alucinado. Se la di.
-¿Para mí?
-No, es para el mejor guitarrista del mundo, el de mi grupo. Quiero que con esta guitarra mejores, y superes a todos.
-Lo haré.
Me abrazó fuerte y al momento comenzó a tocarla. Todas sus canciones parecían mejores con esa guitarra.
Al día siguiente le pedí que me acompañara a la policía, para hacer la denuncia. Una vez en la comisaría, dispuestos a salir, a el lo pilló un policía (con su perro) con maría encima. Aún con lo de la guitarra le tuve que pagar la multa. Llamé al seguro y me pagaron por lo sucedido, y además me lo arreglaban gratis.
A la semana siguiente fui a recoger mi coche, que parecía nuevo. Cogimos las cosas, recogimos a Eric y a Leo y fuimos a ensayar. Esta vez teníamos que cruzar la autopista. Salimos por una salida que conducía a una carretera que parecía sacada de las películas de Hollywood, como en Las Vegas, solo carretera y desierto. Estábamos solos, solamente con un mercedes delante nuestro. Aceleré mientras miraba hacía atrás y le dí un golpe. El tío se paró de golpe, y se bajó insultándome, parecía que me quería pegar. Bajamos los 4 del coche. Mientras discutíamos me di cuenta que el se fijó en las baquetas que llevaba en el bolsillo. De repente, parecía que había olvidado el golpe y dijo:
-Eso... ¿Eso es una Fender Estratocaster?
-La misma.
-¿Como la habéis conseguido?
-Tengo contactos.
Estuvimos hablando, él era manager y conocía la discográfica de TM Records. Se llamaba Dave Stanley Hernández. Era un tipo raro, parecía borracho. Era alguien diferente. Siempre iba en traje, pero con botas de cowboy que resaltaban. Muchas veces llevaba también un sombrero de cowboy. Era un borracho con problemas con su mujer, y obsesionado con la bebida y la policía, a la cual odiaba. Siempre llevaba una petaca de plata llena de whiskey en su traje. Tenía tatuajes de su época de rockero, y una melena con canas. Tenia una voz grave, y una personalidad ruda. Siempre olía a colonia y muchas veces andaba liado con trabajo. Era un tipo cómico, era como el típico estereotipo de heavy motero de los 90 de América. Era muy buen hombre.
Me levanté a las 6 de la mañana, me preparé un capuchino y fui a ver las noticias un rato, a ver que se cocía de nuevo por Barcelona. Tres horas más tarde se despertó Aida.
Después de desayunar se fue a visitar a sus padres. Yo tenía pensado comprar una guitarra nueva, ya que Mark rompió la suya, esa que tanto le gustó(y costó). Cogí las llaves del coche, bajé y vi mi coche con las ventanillas rotas, con todo el chasis rallado y con las ruedas pinchadas.
Oh, mierda.- Pensé
Fui andando a “Eufonía”, una tienda de la que soy cliente habitual y amigo de los dueños. Y allí quedé incrédulo al ver una de las mejores guitarras, (por no decir la mejor) en una tiendecita de una ciudad normal y corriente. En un cilindro de cristal, daba vueltas sobre un cojín rojo una Fender Stratocaster Limited Edition dorada. El mismo modelo que usó el mismísimo Jimi Hendrix, antes de caer.
Por ser cliente habitual y haber hecho mas de 200 compras, ser amigo de los dueños, y haber salido con su hermana, me hicieron un precio especial y me la vendían a 12.500€.
No sé como había llegado a esa tienda, ni porque me la vendían tan barata, pero acepté sin pensarlo dos veces. Sabía que después de esto me quedaría sin dinero, pero me daba igual. Además pensaba pedirle la mitad a Mark.
En casa comencé a probarla. Sonaba como los ángeles. El mejor sonido que había oído jamás. A Jimmy Page le haría gustado tocar Stairway to heaven con esta guitarra.
Por la noche despertó Mark. Al ver la guitarra quedó alucinado. Se la di.
-¿Para mí?
-No, es para el mejor guitarrista del mundo, el de mi grupo. Quiero que con esta guitarra mejores, y superes a todos.
-Lo haré.
Me abrazó fuerte y al momento comenzó a tocarla. Todas sus canciones parecían mejores con esa guitarra.
Al día siguiente le pedí que me acompañara a la policía, para hacer la denuncia. Una vez en la comisaría, dispuestos a salir, a el lo pilló un policía (con su perro) con maría encima. Aún con lo de la guitarra le tuve que pagar la multa. Llamé al seguro y me pagaron por lo sucedido, y además me lo arreglaban gratis.
A la semana siguiente fui a recoger mi coche, que parecía nuevo. Cogimos las cosas, recogimos a Eric y a Leo y fuimos a ensayar. Esta vez teníamos que cruzar la autopista. Salimos por una salida que conducía a una carretera que parecía sacada de las películas de Hollywood, como en Las Vegas, solo carretera y desierto. Estábamos solos, solamente con un mercedes delante nuestro. Aceleré mientras miraba hacía atrás y le dí un golpe. El tío se paró de golpe, y se bajó insultándome, parecía que me quería pegar. Bajamos los 4 del coche. Mientras discutíamos me di cuenta que el se fijó en las baquetas que llevaba en el bolsillo. De repente, parecía que había olvidado el golpe y dijo:
-Eso... ¿Eso es una Fender Estratocaster?
-La misma.
-¿Como la habéis conseguido?
-Tengo contactos.
Estuvimos hablando, él era manager y conocía la discográfica de TM Records. Se llamaba Dave Stanley Hernández. Era un tipo raro, parecía borracho. Era alguien diferente. Siempre iba en traje, pero con botas de cowboy que resaltaban. Muchas veces llevaba también un sombrero de cowboy. Era un borracho con problemas con su mujer, y obsesionado con la bebida y la policía, a la cual odiaba. Siempre llevaba una petaca de plata llena de whiskey en su traje. Tenía tatuajes de su época de rockero, y una melena con canas. Tenia una voz grave, y una personalidad ruda. Siempre olía a colonia y muchas veces andaba liado con trabajo. Era un tipo cómico, era como el típico estereotipo de heavy motero de los 90 de América. Era muy buen hombre.
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