La habitación estaba muy iluminada por dos grandes ventanas. Tenía un par de cuadros, una mesa de noche y un armario.
Me coloque bien la venda y salí fuera de la habitación.
Llegue a la habitación por donde Francisco pasaba la mayor parte del tiempo observando los campos.
-buenos días- salude afablemente
-buenos días… baja la voz chico- dijo mientras observaba milimétricamente el horizonte con los prismáticos
-¿que pasa? ¿Hay alguien?
-no…al otro lado de los campos hay una gran columna de humo
-debe haber explotado algún coche- dije intentando tranquilizarlo
-no lo creo…- De repente un muerto pasó por el camino delante de la masia. Le faltaba un brazo y directamente del hombro sobre salía un hueso roto.
-se dirigen al humo-dijo Francisco
-¿les atrae el humo?
-les atrae todo lo que de indicios de humanidad, fuego, luz, ruido etc.
Pasaban las horas y cada vez se dirijan mas muertos hacia la columna de humo. Era impresionante la cantidad de muertos que se acercaban, aunque era comprensible, los muertos cuando no tienen ningún estimulo exterior se dedican a vagar por la tierra sin rumbo pero, cuando algún muerto localizaba una luz, fuego o un humano corriendo alzan los brazos y se dirigen a lo que les a provocado el estimulo. Cuando ven un humano abren la mandíbula y gimen, ese gemido es identificado por otros muertos y se dirigen al foco del sonido, por eso se forman esas grandes hordas.
El último muerto que pasaba por allí era una mujer sin piernas, sin mandíbula inferior con una de las cuencas vacías y con la piel reseca por el sol. Sonó un disparo y el cráneo de la muerta exploto. Un hombre con una gabardina, unas botas y un fusil apoyado en el hombro so acerco donde se hallaba el cadáver, se saco una botella de un bolsillo y roció de liquido el cadáver. Se aproximo a la masia y se quedo plantado frente al portón.
-¿hola?- pregunto alzando la mirada a la ventana
Francisco se fue a una habitación donde guardaba las armas, volvió con un pasamontañas y una escopeta.
-¿Quién eres?
-¿Cuántos sois?
-¿Quién eres?- repitió Francisco
-vengo a pedir amablemente que me des tus víveres y combustible
-lo que tengo es para mi y no tengo combustible
-bien no lo as echo lo siento tu te lo as buscado- pronuncio con extrema frialdad
Lo avía escuchado todo y me dio un escalofrió, me dio miedo, tenia dudas sobre aquel hombre, ¿avía mas gente como el? ¿Tenia relación el humo?
El hombre se acerco al cadáver y lanzo una cerilla encendida sobre el cadáver, que rápidamente prendió y empezó a consumirse. Le propino un par de patadas al cadáver ardiendo hasta dejarlo en los campos secos. Empezaron a prender los campos y a formar humo. Y el hombre se alejo a paso ligero.
-maldito cabron- gimió Francisco nervioso y asustado
-lo que acaba de hacer…
-¡si¡ los atraerá hacia aquí y nos olerán
-¿Qué hacemos?
-rezar y esperar a que no nos encuentren
Francisco se coloco los prismáticos y observo la columna de humo que se encontraba lejos, se avía apagado.
Horas después una gran columna de humo ya se elevaba ante nosotros y algunos zombis rondaban, cada vez eran más y se acumulaban.
Uno de los zombis se quedo parado en la puerta y empezó a golpearla. Lo sabían, nos avían olido desde hacia rato. Eso provoco que otros cercanos también golpearan la puerta.
Bajamos a la planta de abajo.
-¡corre! Coloquemos ese armario en la puerta
- no servirá de mucho- dije desconsolado
-calla y hazlo
Las bisagras de la puerta rechinaban, la madera crujía y los gemidos eran más cercanos.
-rápido ahí que bloquear la escalera
Rápidamente colocamos muebles en el hueco de la escalera, parecía resistente o eso quería creer.
Francisco corrió hacia la ventana que se encontraba en el otro lado. La abrió, una multitud de cuerpos se acumulaban, se retorcían intentando agarrarle con las manos y golpeaban los muros…
Mark
La historia promete, ánimo!
ResponderEliminarquien eres?
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