No destroces tu cuerpo con su droga, droga su sistema con tu Kaos.

domingo, 30 de enero de 2011

Continuacion capitulo 3 zombis

Sonó un golpe seco seguido de los gemidos y los pasos de las bestias. Estaban dentro, cientos, sus gemidos retumbaban.
Manos putrefactas, rostros desfigurados, dientes rotos y huesos sobresaliendo de la carne formaban una masa que  poco a poco se abrían camino por la escalera obstruida por los muebles.
Francisco cargo la escopeta con asombrosa tranquilidad y pronuncio –chico ves a por un arma-
Corrí asta donde se hallaban las armas. Allí encontré dos pistolas con varios cargadores, un rifle de largo alcance y una escopeta, me lleve una pistola, los cargadores, la escopeta y munición.
Francisco ya había abierto fuego contra los monstruos, uno tras otro se desparramaban con el cráneo perforado sobre el suelo.
Fui hacia donde estaba el.
Ya se acumulaban un gran número de cuerpos putrefactos en el suelo.
  -¡Al tejado!-
Los dos huimos de los zombis asta la ventana mas cercana, yo subí el primero desde el alfeizar con la escopeta en la espalda escale al tejado. Francisco abrió fuego, maldición eso significaba que estaban cerca. A cada disparo le respondía un sonido sordo contra el suelo.
-¡Francisco!-grite desesperadamente
-¡calla y quédate arriba no bajes¡
Los gemidos no me dejaban descansar.
Hacia dos tres horas que estaba en el tejado. El sol ya se escondía y las bestias seguían gimiendo a unos metros bajo el.
La ira y la amargura me invadían, no solo estaba perdido sino también havia perdido mi amigo.
Solo podía pensar en mi amigo, no podía pensar ni en como escapar ni donde ir.
En el horizonte, a través de los campos se acercaba un vehículo. Hacia ruido un claxon intermitente, los muertos empezaron a ir hacia el.
-¿que esta pasando?- fue lo único que pude balbucear.
El vehículo era una camioneta todo terreno que corría zigzagueante por los campos alejándose pero a la vez atrayendo a los muertos.
Una hora después ya no quedaba ningún zombi cerca.
Decidí bajar pero algo me llamo la atención, una furgoneta de policía y una furgoneta blindada se acercaban.
Llego primero la furgoneta de policía, que paro en seco delante de la masia.
De la furgoneta bajo aquel hombre de la gabardina y el fusil.
-Será mejor que bajes maldito bastardo- pronuncio.           

Mark

domingo, 2 de enero de 2011

Zombis capitulo 3

Desperté con la frente húmeda por un sudor frió, había pasado una mala noche, no conseguía dormir y la cabeza me daba vueltas. Me levante y me estire.
 La habitación estaba muy iluminada por dos grandes ventanas. Tenía un par de cuadros, una mesa de noche y un armario.
Me coloque bien la venda y salí fuera de la habitación.
Llegue a la habitación por donde Francisco pasaba la mayor parte del tiempo observando los campos.
-buenos días- salude afablemente
-buenos días… baja la voz chico- dijo mientras observaba milimétricamente el horizonte con los prismáticos
-¿que pasa? ¿Hay alguien?
-no…al otro lado de los campos hay una gran columna de humo
-debe haber explotado algún coche- dije intentando tranquilizarlo
-no lo creo…- De repente un muerto pasó por el camino delante de la masia. Le faltaba un brazo y directamente del hombro sobre salía un hueso roto.
-se dirigen al humo-dijo Francisco
-¿les atrae el humo?
-les atrae todo lo que de indicios de humanidad, fuego, luz, ruido etc.
Pasaban las horas y cada vez se dirijan mas muertos hacia la columna de humo. Era impresionante la cantidad de muertos que se acercaban, aunque era comprensible, los muertos cuando no tienen ningún estimulo exterior se dedican a vagar por la tierra sin rumbo pero, cuando algún muerto localizaba una luz, fuego o un humano corriendo alzan los brazos y se dirigen a lo que les a provocado el estimulo. Cuando ven un humano abren la mandíbula y gimen, ese gemido es identificado por otros muertos y se dirigen al foco del sonido, por eso se forman esas grandes hordas.
El último muerto que pasaba por allí era una mujer sin piernas, sin mandíbula inferior con una de las cuencas vacías y con la piel reseca por el sol. Sonó un disparo y el cráneo de la muerta exploto. Un hombre con una gabardina, unas botas y un fusil apoyado en el hombro so acerco donde se hallaba el cadáver, se saco una botella de un bolsillo y roció de liquido el cadáver. Se aproximo a la masia y se quedo plantado frente al portón.
-¿hola?- pregunto alzando la mirada a la ventana
Francisco se fue a una habitación donde guardaba las armas, volvió con un pasamontañas y una escopeta.
-¿Quién eres?
-¿Cuántos sois?
-¿Quién eres?- repitió Francisco
-vengo a pedir amablemente que me des tus víveres y combustible
-lo que tengo es para mi y no tengo combustible
-bien no lo as echo lo siento tu te lo as buscado- pronuncio con extrema frialdad
Lo avía escuchado todo y me dio un escalofrió, me dio miedo, tenia dudas sobre aquel hombre, ¿avía mas gente como el? ¿Tenia relación el humo?
El hombre se acerco al cadáver y lanzo una cerilla encendida sobre el cadáver, que rápidamente prendió y empezó a consumirse. Le propino un par de patadas al cadáver   ardiendo hasta dejarlo en los campos secos. Empezaron a prender los campos y a formar humo. Y el hombre se alejo a paso ligero.
-maldito cabron- gimió Francisco nervioso y asustado
-lo que acaba de hacer…
-¡si¡ los atraerá hacia aquí y nos olerán
-¿Qué hacemos?
-rezar y esperar a que no nos encuentren
Francisco se coloco los prismáticos y observo la columna de humo que se encontraba lejos, se avía apagado.
Horas después una gran columna de humo ya se elevaba ante nosotros y algunos zombis rondaban, cada vez eran más y se acumulaban.
Uno de los zombis se quedo parado en la puerta y empezó a golpearla. Lo sabían, nos avían olido desde hacia rato. Eso provoco que otros cercanos también golpearan la puerta.
Bajamos a la planta de abajo.
corre! Coloquemos ese armario en la puerta
- no servirá de mucho- dije desconsolado
-calla y hazlo
Las bisagras de la puerta rechinaban, la madera crujía y los gemidos eran más cercanos.
-rápido ahí que bloquear la escalera
Rápidamente colocamos muebles en el hueco de la escalera, parecía resistente o eso quería creer.
Francisco corrió hacia la ventana que se encontraba en el otro lado. La abrió, una multitud de cuerpos se acumulaban, se retorcían intentando agarrarle con las manos y golpeaban los muros…                  

Mark
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